• Monday, May 6, 2024

El escándalo que no explotó porque el dictamen fue favorable a Peñarol

El gol de Arezo fue bien concedido, pero el bochorno es que esté habilitado un estadio en el cual el VAR no puede calibrarse

Extrañamente este fin de semana fue tranquilo, sin quejas por incidencias polémicas en las que tuvieran que ver las decisiones arbitrales. Raro y no solo porque es moneda común en el fútbol uruguayo, sino porque el sábado en el partido entre Boston River y Peñarol ocurrió el mayor escándalo de la temporada, pero no trascendió porque el conjunto aurinegro fue el favorecido.

Que se entienda bien, por favor, lo que se quiere decir con esto. Favorecido en este caso no significa beneficiado o ayudado, sino que el dictamen final de un fallo fue a favor de la causa de Peñarol y —es bueno que quede claro— con absoluta justicia. El escándalo no es porque se haya convalidado un gol legítimamente convertido y mal señalado como viciado de nulidad por el línea Martín Soppi al marcar una posición adelantada inexistente, sino por todo lo que rodeó a esa decisión.

EL ESTADIO NO DEBE ESTAR HABILITADO

Empecemos por lo más importante y es que el Parque Artigas de Las Piedras no debió haber estado habilitado para ese partido. Y no porque jugara Peñarol, sino que no debería poder albergar ningún juego de Primera División por lo cual lisa y llanamente la AUF debería quitar en forma inmediata de los escenarios habilitados el estadio de Juventud. ¿La razón? No se puede utilizar el VAR.

La sensación que había quedado luego de ver la incidencia es que no se habían podido tirar las líneas para confirmar si Matías Arezo (autor del tanto y quien partió en posición supuestamente dudosa), dado que en ningún momento se entregó a la televisión la imagen con los trazados de las líneas roja y azul que habitualmente se muestran para corroborar la decisión final adoptada. Matías De Armas, árbitro principal del partido, confirmó el domingo por la mañana que efectivamente no se había podido calibrar por parte del VAR el trazado en virtud de que las cámaras no tenían un ángulo o la altura suficiente para permitir basarse en las líneas y a partir de allí tirar las paralelas y perpendiculares.

Es en virtud de esto que el Parque Artigas no debería albergar ningún partido más de Primera División. Sí Juventud puede seguir siendo local allí por jugar en Segunda, donde no se utiliza el VAR, pero la AUF debería informar a Boston River que debe encontrar un nuevo escenario para oficiar de local.

LA ACTUACIÓN DEL VAR

Hubo una demora importante en tomar la decisión, pero acá hay dos puntualizaciones importantes:

  1. El protocolo de utilización del VAR establece que no hay un tiempo límite para revisar una incidencia porque “la precisión es más importante que la rapidez”.
  2. Los integrantes del VAR intentaron por todos los medios encontrar líneas para calibrar el sistema y no lo lograron.

Fue entonces cuando se decidió llamar al monitor al árbitro en cancha para explicarle que no podían tirar las líneas, pero que tenían una imagen que podía esclarecer la situación. Y acá otra puntualización: el protocolo VAR expresa: “No se modificará la decisión inicial tomada por el árbitro a menos que la revisión de la jugada demuestre claramente que la decisión constituyó un error claro, obvio y manifiesto”. En ningún momento dice que las líneas deben demostrar que había o no posición adelantada. En este caso la presencia del árbitro en el monitor fue para interpretar una jugada como si se hubiera tratado de una posible falta en el transcurso de la incidencia.

EL DIÁLOGO

Entonces entra otra pata importante: el diálogo que se produjo entre los árbitros VAR y De Armas. Hasta el momento son especulaciones de lo que se dijo y por eso se aguarda con expectativa que la AUF libere los audios, algo que sí o sí debe hacer porque hubo cambio de la decisión inicial. El gremio arbitral logró un acuerdo para que aquellas jugadas que ratifican los fallos tomados no se publiquen, pero sí en los que la actuación del VAR modificó un fallo.

Uno puede imaginarse un diálogo más o menos así:

– Matías, no podemos tirar líneas porque no podemos calibrar el sistema, así que te invitamos a un OFR (On Field Review, o revisión en cancha) para mostrarte lo que tenemos.

– OK, voy para ahí (…) Ya estoy acá, tirame las imágenes nomás
– Te vamos a mostrar el momento en que parte el pase y el jugador de Peñarol que convierte pica. Nos guiamos por la línea de la mitad del terreno y nos parece que el jugador de Peñarol pica habilitado desde su campo y, además, a la izquierda del monitor vas a ver a un futbolista de Boston River que da la sensación de estar ya en su campo y por lo tanto más adelantado que el de Peñarol.
– Dale (…) A ver, pasala de nuevo (…). ¿No tenemos un mejor ángulo?
– No, porque las demás cámaras estaban enfocando lo que pasaba con Olivera antes de mandar el pase y algunas incluso se quedaron con él.
– Bueno. Con estas imágenes entonces concluimos que el jugador de Peñarol picó habilitado, por lo que cambiamos la decisión y otorgamos el gol. ¿De acuerdo?
– De acuerdo.

¿QUÉ PUDO HABER PASADO?

La decisión (correcta, justa) fue gol y Peñarol logró el tanto que en definitiva valió los tres puntos, pero planteemos dos escenarios:

  1. El VAR argumentaba que al no contar líneas por las que guiarse no tenía evidencia suficiente para concluir que había un error “claro, obvio y manifiesto”. Lo podría haber esgrimido y Peñarol hubiera puesto el grito en el cielo con toda razón.
  2. La jugada se daba al revés, es decir que en idéntica situación se le anulaba el gol a Boston River y luego se lo concedían. ¿Qué hubiera dicho Peñarol? Seguramente una vez más estaría hablando de que el sistema está en su contra, no quizás discutiendo la determinación arbitral (porque la imagen de que Arezo estaba habilitado es clarísima), sino porque lo hicieron ir a jugar a un campo de juego que nunca debió estar habilitado. ¿Y sabe qué? También tendría razón.

Entonces, esas son las cosas que la AUF debe cuidar. Se tiene demasiado recelo con el estadio Troccoli y no tanto con los demás escenarios. Pero cuidado, porque ahora se plantea otro problema. Nacional también debe ser visitante de Boston River y Peñarol querrá que vaya a jugar al Parque Artigas, lo que puede politizar una eventual inhabilitación del escenario pedrense. Sin embargo, por el bien del producto Fútbol Uruguayo, en el Parque Artigas no puede volver a jugarse un partido de Primera División, al menos hasta que permita la calibración del VAR, porque esta vez el gran escándalo de la temporada detonó bajo el agua y no provocó daños porque Peñarol salió beneficiado, pero pudo haber sido una catástrofe.

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