Dicen los que saben que se viene la «Ley Wenger» y con ella la revolución táctica jamás vista antes en el mundo del fútbol. La implantación de la nueva regla para el fuera de juego obligaría a los entrenadores a tomar precauciones de tal magnitud, que hasta podrían incluir el regreso de una figura que lleva «añares» perdida en el tiempo, tanto que hay que ir varias generaciones hacia atrás para encontrar futboleros que aún la conserven en su memoria.

       Una vez aplicada la nueva regla propiciada desde hace varios años por el ex-técnico del Arsenal de Londres, ya no se anularán goles porque el dedo gordo, la nariz -muy larga quizás-, la rótula o hasta el hombro, estén en posición prohibida. Según don Arsene Wenger, hoy ocupando un alto cargo técnico en FIFA, y según también opina mucha gente común, hinchas de todo el planeta, con una modificación tan radical de la ley del offside volverán los goles que hoy se anulan por las razones antedichas. Según el carismático francés y quienes le apoyan  en su iniciativa, el fútbol se inundará de goles como nunca antes. Pero….¿será así realmente o a Wenger y a sus seguidores «se les dará vuelta la tortilla?»

       Si la llamada «Ley Wenger» es finalmente aprobada por la FIFA en marzo de 2026, sólo se sancionará la posición adelantada si el cuerpo entero del atacante -excluyendo los brazos- aparece por delante del defensor en cuestión, sin que en la foto de la incidencia haya punto de contacto alguno entre ambos. En otras palabras, para que el línea o el VAR sancionen offside deberá existir aunque fuere un milimétrico espacio -luz- entre atacante y defensor.

       Llegados a este punto no parece probable que los entrenadores se queden de brazos cruzados, observando pasivamente como sus líneas de cuatro o de cinco son vulneradas una y otra vez por los delanteros rivales, mientras el arquero hace de Robinson Crusoe enfrentando en solitario a los delanteros rivales que llegan a definir muy sueltos de cuerpo.

       «Hecha la ley (Wenger), hecha la trampa». Seguramente los entrenadores recurrirán al viejo dicho y lo harán con mucho gusto. Necesitarán proteger su sistema defensivo con alguien muy ágil y dinámico que se mueva por detrás de la línea de cuatro y cace al vuelo a todo aquel que, aprovechando la nueva ley del offside, se deshaga fácil y libremente de los cuatro del fondo.

        El líbero, aquel invento del legendario Helenio Herrera («HH») dirigiendo al inovidable Inter de Milán de los ’60, el del «Catenaccio» al que no le entraban ni las balas, la antítesis del fútbol italiano de hoy, hace el calentamiento, puede regresar de las tinieblas y hacer que Monsieur Wenger, que pretende inundar el fútbol de goles de todos los colores aplicando su nuevo invento, se lleve la gran decepción al comprobar que quizás al final se termine aplicando aquel dicho de que «el invento mató al inventor». 

         ¿Será? Quizás el mejor líbero de todos los tiempos, el italiano Gaetano Scirea, esté «ojeando» la situación flotando de nube en nube…..