• Tuesday, April 30, 2024

Luz verde para el City

Manchester City, tal como era de esperar, goleó sin piedad ni miramiento alguno al modesto Luton Town y tras las estrepitosas caídas de Arsenal y de Liverpool, se encamina muy orondo hacia la conquista del tetra campeonato inglés. Habiéndose trepado al primer lugar de la tabla de la Premier League, los de “Pep” Guardiola pasaron a depender sólo de sí mismos en su rauda marcha hacia el nuevo título.

INSÓLITO. En fútbol existe una vieja premisa que dice, palabra más palabra menos, que “cuando la mano viene para uno, entran todas”. Si alguien duda de la veracidad de dicha afirmación, bien podría preguntarle a Erling Haaland si puede ser cierta o no: casi no se habían parado en la cancha -dos minutos no son nada- cuando el noruego intentó una “tijera” en el área rival, con un resultado tan insólito como que la pelota, cuyo trayectoria original era la opuesta a la buscada por el goleador, terminó dando de lleno en la cara del defensor Daiki Hashioka y se metió en el arco de Luton Town ante el estupor de propios y extraños.

No se descubre nada si se concluye que, aún sin este gol sacado de la nada, el City hubiera goleado y vapuleado al humilde visitante, como efectivamente terminó ocurriendo, pero el día después, una vez selladas las derrotas de Arsenal y de Liverpool, los otros aspirantes al título, sus futbolistas, Cuerpos Técnicos e hinchas, perfectamente podrían afirmar que a sus respectivos equipos les afectó el fenómeno opuesto al del tempranero gol de Haaland, ya que, pese al “martilleo” incesante, el balón se negó repetidas veces a penetrar en el arco de sus rivales ocasionales.

“LOTERÍA”. La cuestión es que, al ritmo de un brillante Jeremy Doku -los belgas no se cansan nunca de sacar futbolistas extraordinarios- quien anotó un tanto de antología, provocó el penal que Haaland transformó en gol y asistió a Josko Gvardiol para “cantar lotería” en el Etihad, el campeón del mundo de clubes goleó 5 a 1 a Luton Town y “a ojo de buen cubero” claramente puso quinta velocidad en la recta hacia su cuarta Premier League consecutiva.

ARSENAL. Los “Gunners”, en su reducto del norte de Londres, arrancaron el partido ante Aston Villa con su intensidad habitual, intentando como siempre el “pressing” sobre la salida del rival. Sin embargo, a la vez que los conducidos por Mikel Arteta no estuvieron finos en la definición, se encontraron con un Emiliano Martínez gigantesco y al mismo tiempo contando con una muy buena dosis de fortuna en algunas ocasiones puntuales.

“DIBU”. Esa propia imprecisión y los aires de invulnerabilidad de su ex arquero le fueron quitando revoluciones a la intensidad habitual de los capitaneados por Martin Odegaard. A medida que el dueño de casa iba aflojando el ritmo, Aston Villa se adueñaba gradualmente del predio ajeno y así terminaría ganando el partido con recetas elaboradas a base de inteligencia y de astucia, como condimentos básicos para los goles de Leon Bailey y del hoy día imparable Ollie Watkins. Al final el 2 a 0 marcó que, pese a que puede considerarse que los rivales se repartieron un tiempo para cada uno, la figura del “Dibu” Martínez, la fortuna y la efectividad fueron los tres factores claves para que la balanza se inclinara para el lado de los “villanos”.

Ante la catastrófica goleada -fue 4 a 0- que el día anterior había sufrido Tottenham Hotspur ante el local Newcastle, con actuaciones formidables del goleador sueco Alexander Isak y del inglés Anthony Gordon, el resonante triunfo de Aston Villa en el “Emirates Stadium”, lo colocó en la cuarta posición de la tabla, aunque los “Spurs”, sus rivales directos por ese último escalón clasificatorio a la Liga de Campeones, están 3 puntos abajo pero tienen aún un partido menos disputado que los “villanos”.

LIVERPOOL. Por segunda vez en sólo tres días Liverpool cayó en su reducto de Anfield Road. Tras la más que dolorosa derrota por 3 a 0 ante el italiano Atalanta en el marco de los cuartos de final de la Europa League, el equipo de Jurgen Klopp llegaba malherido al choque ante Crystal Palace. 

(Photo by PAUL ELLIS/AFP via Getty Images)

No bastó que Darwin Núñez calentara un par de veces con remates “quemantes” las manos del arquero rival, ni que Luis Díaz también encontrara la figura del cuidavallas Henderson tras una tijera espectacular, ni tampoco alcanzó con que Mohamed Salah y más tarde también Diogo Jota perdieran varias ocasiones claras para anotar. Y ni qué hablar del bombazo que el japonés Wataru Endo “reventó” contra el horizontal del arco visitante.

Mucho más que todo ese esfuerzo, que cada uno de esos intentos, pudieron los veintiun toques de pelota que a los 14 minutos de juego terminaron con el formidable gol de Eberechi Eze y eso sin contar la salvada providencial del lateral Andy Robertson, que sólo la tecnología de la línea del gol pudo verificar. Es que toda esa batería de “misiles” descargados por Darwin y compañía contra el arco de Henderson, no tuvo reciprocidad en una defensa local tan vulnerable como que recibió la friolera de 5 goles en los dos últimos partidos en Anfield, los mismos que significaron las derrotas consecutivas ante Atalanta y frente a Crystal Palace.

DARWIN. La crisis de Liverpool no se  queda dentro de la cancha sino que además abarca a su técnico. Jurgen Klopp viene haciendo cambios a la desesperada. Como ejemplo gráfico cabe puntualizar que ni él mismo sabe por qué le ha dado por excluir a Darwin Núñez, cuando está claro que el neerlandés Cody Gakpo no le ofrece más de lo que  puede mostrar el artiguense. Ante el Palace, junto a Núñez excluyó también al colombiano Luis Díaz, cuando es más que evidente que ningún otro de sus delanteros posee la velocidad, movilidad y habilidad del “cafetero”.

Hoy Liverpool está malherido, hoy Liverpool está en el CTI. Arsenal parece estar algo menos tocado, aunque el empate como local ante Bayern Munich y la caída ante Aston Villa tampoco lo dejan en buena posición. Manchester City, más allá de haber pasado a liderar las posiciones con dos unidades más que sus perseguidores Arsenal y Liverpool, está pasando todos los semáforos con la verde: parece claro que tiene luz verde.

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