Opinión: Que no haya fútbol es pura responsabilidad de los clubes

Desvirtuaron el justo conflicto planteado por los jugadores para lograr sus propios beneficios

Este jueves es un día importante para saber si se pueden albergar esperanzas de que el fútbol profesional uruguayo retorne en breve a la actividad o si habrá que seguir esperando. Se llega al tercer fin de semana sin actividad a causa de la huelga decretada por la Mutual y los clubes que integran la comisión negociadora se reunirán para elaborar un documento que se le pueda presentar a la gremial de futbolistas para tratar de llegar a un acuerdo. No obstante, por lo anunciado en la previa no parece sencillo.

Por un lado está que en los últimos días la Unión de Clubes (que integra Peñarol entre otros pero de la que no forma parte Naciona) se ha sincerado y dicho públicamente que están de acuerdo con que los sueldos mínimos de Segunda División (razón del conflicto) deben aumentar, pero que se debe negociar todo en un mismo paquete y eso incluye la homologación por parte de la AUF de la Liga Profesional Uruguaya. Ese ya ha sido un paso adelante: hablar de lo que realmente está trancando el fútbol.

Está el planteamiento ahora de quién es el responsable de la situación: ¿no hay fútbol porque los jugadores lo decidieron o porque los dirigentes traban el acuerdo? Hay un poco de las dos cosas, porque si bien la medida fue adoptada por los futbolistas, son los representantes clubistas quienes pusieron sobre la mesa un tema nuevo que no tiene mucho que ver con el reclamo de la Mutual, al punto de que —como se dice líneas arriba— hay coincidencia en que la reivindicación de la gremial es justa.

Por lo tanto, en estos momentos si no hay fútbol profesional en Uruguay es por responsabilidad pura y exclusiva de los dirigentes clubistas. Con solo reunirse en el Consejo de Liga, presentar la moción de aumentar el salario mínimo de Segunda División y levantar la mano para aprobarlo alcanza para que vuelva a rodar el balón. Les pudo haber llevado 10 minutos, pero hace casi tres semanas que están pateando una pelota pinchada para adelante tomando como rehenes a los jugadores y al propio público que quiere que el fútbol vuelva ya.