• Thursday, May 2, 2024

Horror de error

Tras haber ejercido un dominio abrumador durante gran parte del partido, Liverpool, debido al quiebre que impuso en el juego un insólito error de su zaguero central Quansah, terminó sufriendo y empatando agónicamente el súper clásico de Inglaterra ante Manchester United. Ahora la punta se trasladó, por mejor saldo de goles, hacia el norte de Londres. Efectivamente, el nuevo líder Arsenal y su actual escolta Liverpool acumulan 71 puntos en la tabla y a sólo una unidad les persigue tenazmente el vigente campeón Manchester City.

Foto de Shaun Botterill/Getty Images

El comienzo del “derby” fue a todo tren. A un gol anulado al argentino Alejandro Garnacho por claro offside, le siguió un manotazo del arquero Obama para literalmente espantar un tiro del húngaro Dominic Szoboszlai, el mismo jugador que poco más tarde culminaría una gran triangulación con Alexis Mac Allister y el escocés Andy Robertson, rematando apenas afuera.

APERTURA. Y lo descripto sucedió justo un par de minutos antes de que, tras un nuevo envío de Robertson, esta vez tras ejecutar un tiro de esquina, Darwin Núñez  le ganara en el salto al lateral Van Bissaka y peinara el balón para que el colombiano Luis Díaz lo rematara de volea tras una mini acrobacia, para decretar la apertura del tanteador en Old Trafford.

Lo que siguió fue una especie de “tire y pegue”, una auténtica andanada de situaciones de gol creadas por la visita, algunas de ellas conjuradas por las manos del camerunés Obama y otras que simplemente no encontraron arco. Tres veces Salah, una Núñez, otra vez Díaz, también el lateral Bradley, todos se anotaron para participar del tiro al blanco, pero sin acertar.

SUPERIORIDAD. Afuera de la cancha Jurgen Klopp se desesperaba. Sus muchachos mostraban una superioridad absoluta nada menos que sobre Manchester United en su “templo” de Old Trafford, pero a su vez el exiguo 1 a 0 no daba garantías de nada, tal como amargamente se comprobaría más adelante en el juego. El local, quizás tocado por la derrota increíble sufrida ante Chelsea pocos días atrás en Londres, no hería, ni siquiera insinuaba, pero aún así los alumnos del técnico alemán no conseguían ampliar la ventaja en el tanteador, pese a que el juego les pertenecía por completo y a que las oportunidades de gol caían como fichas, una detrás de la otra, aunque sin ser aprovechadas.

HORROR. Y entonces todo cambió de repente, de golpe, abruptamente, sin aviso y sin anestesia. Transcurrían sólo 4 minutos del complemento cuando el zaguero Quansah cometió el error, o más bien el horror, de su vida. Ni él ni nadie supieron qué quiso hacer exactamente. Con pelota dominada, sin ser hostigado, enganchó hacia atrás y colocó un pase al medio sin siquiera mirar previamente. El portugués Bruno Fernandes no preguntó nada cuando se encontró el balón delante suyo, Simplemente levantó la cabeza y vió que el arquero Kelleher, tras haber acompañado la salida del fondo de su equipo, aún no había vuelto sobre sus pasos. Entonces el capitán del United no dudó ni un segundo, así que ni siquiera se molestó en parar la pelota sino que le dió como venía, tal cual le había llegado, pero eso sí, con la precisión y la fuerza justas para que entrara junto al caño izquierdo de la valla visitante.

REMONTADA. Liverpool sintió el golpe y el dueño de casa tuvo la inyección anímica que tanto necesitaba para salir del sopor y de la inercia que lo habían gobernado a lo largo de todo el primer tiempo. Y fue precisamente durante ese dulce despertar del local que llegó la remontada con el golazo del juvenil Mainoo, quien colocó la pelota como con la mano, combada, venenosa, a media altura y bien pegada al caño izquierdo del arco de Kelleher.

INEXPLICABLE. Varios cambios más tarde -inexplicable el de Núñez, ya que el “9” había redondeado un buen partido, repartiendo su función ofensiva con un despliegue de overol puesto, ayudando en la marca tanto como su físico se lo permitió- los de Jurgen Klopp, al influjo de la tracción incansable de Luis Díaz, por lejos la figura del partido, consiguieron retomar las riendas del juego. En ese entorno fue que, tras un claro foul penal de Van Bissaka sobre el siempre escurridizo Harvey Elliot, desde los doce pasos Mohamed Salah puso el 2 a 2 definitivo.

ARSENAL. La cita que tenían los “Gunners” era más que complicada, ya que en su cancha el Brighton del hoy codiciado entrenador italiano Roberto De Zerbi, resulta siempre un rival muy incómodo para cualquiera.

Sin embargo este Arsenal de Mikel Arteta viene demostrando, partido tras partido, que es un equipo sólido  como una roca, en el que esa zaga de titanes compuesta por el francés Saliba y el brasileño Gabriel Magalhaes, aparece cada vez más infranqueable.

GOL. A su vez la solidez, el orden y la técnica que transmite en el medio el ex capitán de West Ham Declan Rice, tiene el debido eco en la habilidad y en la conducción del capitán del equipo, el noruego Martin Odegaard, en delanteros mortíferos de la talla del inglés Bukayo Saka, del alemán Kai Havertz, del belga Leandro Trossard y de los brasileños Gabriel Jesús y Gabriel Martinelli.

Precisamente dos de ellos, concretamente Havertz y Trossard, anotaron los dos tantos con que Arsenal terminó derrotando claramente al local y recuperando, al menos por el momento y por mejor saldo de goles, el liderazgo de la Premier League.

CITY. El tempranero tanto de Mateta no pudo impedir la andanada de goles con que, una vez más, se despachó el gran Manchester City de “Pep” Guardiola para demoler la resistencia del local -finalizó 4 a 2- y así seguir prendido como un abrojo a ese tercer lugar que ocupa en la tabla de Premier, a sólo una unidad del líder Arsenal y de su escolta Liverpool.

BENTANCUR. Tottenham Hotspur, con Rodrigo Bentancur ingresando a la cancha para el comienzo del segundo tiempo, derrotó por 3 a 1 a Nottingham Forest y alcanzó de esa forma el cuarto lugar en la tabla, último peldaño que clasifica a la Liga de Campeones. Los “Spurs” igualaron así al Aston Villa en las posiciones, pero actualmente lo superan por mejor saldo de goles y cuentan además con la potencial ventaja de tener un partido menos disputado que los “villanos”.  

Clasificación ofrecida por Sofascore
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