Arsenal disparó dos veces su arma preferida -no es la bala de cañón (“Gunners”) como el mote que arrastra desde siempre podría hacer pensar- sino el tiro de esquina, el dichoso corner que trabaja como ningún otro equipo del planeta y fue así que con dos zarpazos hizo pedazos al Manchester United, el nuevo, el ahora conducido por el exitoso portugués Ruben Amorim quien, dicho sea de de paso, no perdía un partido de Liga -la portuguesa con su Sporting Lisboa, por entonces el de Manuel Ugarte y el de Sebastián Coates- desde diciembre de 2023, o sea desde hace casi un año, nada más ni nada menos.
(Photo by Shaun Botterill/Getty Images)
RÉCORD. De los 15 corners que ejecutó, el dueño de casa capitalizó dos en la red enemiga y fue así que, pese a haber controlado el encuentro “a gusto y piacere” y en consecuencia de haber dispuesto de más oportunidades de gol que su rival, le bastó con lo letal de sus tiros de esquina para estampar el 2 a 0 final. Los dirigidos por Mikel Arteta hace rato que son famosos por transformar en gol una proporción inusual de los tiros de esquina que generan. El resultado, poco creíble pero cierto, porque los números no mienten, es que llevan 22 goles anotados como consecuencia de corners a su favor: récord por donde se lo mire.
Lo curioso y casi increíble del caso es que todos los entrenadores y futbolistas rivales obviamente conocen ese récord, saben perfectamente a lo que se van a enfrentar, pero hete aquí que no pueden combatirlo y menos aún abortarlo. Ante Manchester United no estuvo por lesión el máximo anotador “Gunner” por esa vía, que es “por muerte” el zaguero Gabriel Magalhaes. Sin embargo esta vez se apuntaron en la lista el lateral neerlandés Timber, quien anotó la apertura del marcador y poco después el zaguero William Saliba, quien con un golpe de cadera completó el cabezazo del ghanés Thomas Partey y así cerró el score en el “Emirates Stadium”.
MALÓN. Obviamente existe una táctica que los futbolistas de Arsenal aplican para que este récord absoluto y casi increíble no suene ni por asomo a casualidad y sí, en cambio, a causalidad. Previamente a cada ejecución desde la esquina, todos se ubican en el borde opuesto del área chica, concretamente sobre el llamado segundo palo y aún más allá de este. Cuando el ejecutante toma carrera todos corren en malón hacia el centro del área menor y algunos incluso siguen más allá, hacia el primer palo. Debido a que de esa forma terminan ocupando toda la extensión del área chica, invariablemente el balón cae muy cerca de alguno de ellos, haya sido el centro dirigido al primer palo, como al segundo caño o inclusive al medio del área menor.
DEPREDADORES. Frenar esa carrera de los Magalhaes, de los Saliba, de los Havertz o de cualquiera que se aparezca como estampida y con todo el impulso del mundo para aplicar el doble ritmo, salto mortal y cocazo letal, está resultando una tarea casi imposible de realizar para los defensores rivales. El control es aún más complicado si la marca es zonal como la que intentó aplicar, sin el menor éxito, Ruben Amorim, pero también se hace muy difícil no perder al hombre en el caso de los técnicos que ordenan vigilancia individual, ya que si bien aparecen todos juntos a la carrera, se dispersan al instante cuando la pelota está aún en el aire: casi siempre el balón caerá en la cabeza de uno de esos depredadores.
UGARTE. Como dato más que elocuente, cabe precisar que ninguno de los 15 tiros de esquina fue rechazado “limpiamente” por los defensores visitantes. Dos fueron goles y de los restantes pueden destacarse, entre muchos, aquel que vió a Thomas Partey desviar apenas su cabezazo, uno que manoteó el arquero Onana por arriba del horizontal, otro que rechazó de cabeza Manuel Ugarte en la línea del arco y un remate a “boca de jarro” del ucraniano Zinchenko, también rechazado por Ugarte.
Cabe agregar que el volante uruguayo, quien fue titular y jugó todo el partido, se revolvió “como gato entre la leña”, lo cual es una forma pintoresca de decir que hizo lo que pudo en un mediocampo visitante claramente superado por el transitar de un exhuberante Declan Rice y por el señorío del capitán Odegaard.
INCONTROLABLE. Aparte de esa arma letal que Arsenal utiliza en un partido sí y en otro también, el “Gunner” hizo sufrir a su oponente desde el principio hasta el final del partido. Bukayo Saka martirizó con sus artes al lateral Malacia, tanto que prácticamente obligó a Amorim a sustituir al marcador en el entretiempo. Debido a que Arsenal es un equipo cuando Martin Odegaard maneja los hilos y es otro cuando el noruego no está en la cancha, la presión en la salida del United y el fútbol generado por el local al ritmo de su capitán se hizo incontrolable para el ilustre visitante, que contó con una sóla llegada de real peligro, cuando el arquero David Raya manoteó providencialmente un cabezazo del neerlandés de Light.
Tras el tropezón de Liverpool en el norte de Inglaterra, Arsenal achicó a 7 puntos la distancia que lo separa del líder, situación que comparte con el apabullante Chelsea. Los de “Stamford Bridge”, hoy dirigidos por el italiano Enzo Maresca, vienen arrasando, golearon 5 a 1 como visitantes a Southampton y ahora se visten con el traje de escolta del puntero, al mostrar una mayor diferencia de goles que Arsenal.
DARWIN. En el norte de Inglaterra el líder Liverpool tropezó al igualar 3 a 3 ante el local Newcastle, en un partido que las llamadas “Urracas” consiguieron igualar sobre el final, cuando todo parecía perdido para los de “St. James Park”.
Entre las asistencias y los goles de Mohamed Salah, Alexander Arnold y Curtis Jones, personajes claves en esta historia, los de Anfield se llevaban los tres puntos de un reducto harto difícil para visitar, independientemente del momento por el que atraviese el dueño de casa, que por cierto está hoy lejos de ser el deseado por su afición. Los golazos del sueco Alexander Isak y del inglés Anthony Gordon, además del grueso error del arquero irlandés de Liverpool, Kelleher, que propició la buena definición postrera del zaguero Fabian Schar, le aguaron la fiesta al puntero del certamen.
Justo es putualizar que el líder contó con la ayuda del árbitro Andrew Madley, quien omitió sancionar un claro penal cometido por el lateral Quansah contra el sueco Alexander Isak, sin que el VAR se dignara siquiera a convocarlo al monitor. Como “broche de oro”, Mr. Madley decidió terminar el partido justo cuando un formidable pase del arquero local Nick Pope ponía en carrera hacia el arco rival al propio Isak. Y como no le agradó la protesta del cuidavallas internacional inglés, como frutilla sobre la torta, le mostró una “bonita” tarjeta amarilla.
Darwin Núñez fue titular y jugó todo el partido, pero muy factiblemente por disposición del entrenador Arne Slot, apareció siempre muy estático, encerrado entre los centrales del rival, cuando justamente el punto fuerte del artiguense es la movilidad constante, su velocidad y su potencia. El resultado fue que intervino muy poco en el partido y está claro que las jugadas claves y los goles de Liverpool vinieron por otro lado.