
El Chelsea de Frank Lampard y el Tottenham de José Mourinho representaron el papel de dos boxeadores que se estudian y se miden desde el principio hasta el final de la pelea, casi sin tocarse, respetándose al punto de llegar al final del combate sin una sóla marca ocasionada por los puños del rival.
Ambos entrenadores se saludan correctamente pero mantienen una fría distancia entre sí, pese a haber compartido glorias imborrables en el pasado del club de Stamford Bridge. Tuvieron algunas palabras en el último cruce, se gritaron algunas cosas nada bonitas, ningún piropo por cierto, así que hoy por hoy la relación es de un respeto extremo, frío y sobre todo, distante.
Esa situación pareció trasladarse increíblemente a los futbolistas de ambos equipos y fue así que el 0 a 0 final fue el reflejo fiel, exacto, milimétrico, de ese respeto. El empate de Liverpool ayudó mucho por cierto a la especulación de «Mou», quien es un auténtico rey en el tema. Y Frank no se animó demasiado a aprovechar la situación para entronar a su Chelsea como líder de las posiciones, así que todo quedó igual al tope de la tabla, habida cuenta que increíblemente y por añadidura Leicester City, que con un simple triunfo como local ante un pobre equipo como Fulham pudo haber retomado el liderazgo, aunque fuere compartido, decidió continuar a la baja como el fin de semana anterior, y cayó increíblemente -fue 2 a 1 como local- dejando la tabla incambiada.
